CANTO

A San Luis María de Montfort

El tipo:
Ved a Montfort, Profeta del Altísimo
desciende de la mística montaña;
nuevo Moisés al cristianismo trae
de un código de paz las nuevas tablas.

Evangelista del amor mariano
como Juan su cabeza reclinaba
en el amante Corazón de Cristo…
Y al sondear las infinitas ansias,
los dilatados senos,
las sensaciones tiernas, delicadas
del alma de Jesús, ve los SECRETOS
de aquella celestial SION amada,
de la Gloriosa Virgen sin mancilla,
honor del mundo, de los cielos gala.

Contemplando su nítida hermosura
su poderosa concepción se exalta
se aviva el pensamiento,
su corazón de serafín se inflama
y empuñando el Rosario en la siniestra
y el Santo Crucifijo por sus armas,
en cláusulas ardientes,
en frases abrasadas
descubriendo a la tierra UN GRAN SECRETO
así sus labios fervorosos hablan:

El Mensaje
Mortales, atentos oíd mis palabras
que no son aprendidas en libros
que humanos ingenios felices trazaran…
Son enigmas del Rey de la Gloria
arcanos profundos – santas enseñanzas-.

Portador de un SECRETO divino,
con notable embajada,
a la tierra que muere de amores
el Señor amoroso me manda.

Es llegada la ERA DE MARÍA
la era sagrada
de los grandes, fervientes Apóstoles
de inmortales, divinas hazañas!...

-Los que andáis por caminos torcidos
con llanto en los ojos y el luto en el alma,
y pisáis aceradas espinas
que crueles desangran…

Si queréis arribar a las cumbres
donde asienta sus muros LA CIUDAD SAGRADA,
¡Venid a María
Es secreta esclava!

Si anheláis remontar vuestro vuelo
dejando del mundo las fétidas ciénagas
y volar en los altos espacios
donde el sol de la gloria su lumbre derrama
venid a María
es gigante AGUILA
de vuelo tendido
que a las almas transporta en sus alas.

Suspiráis, corazones amantes,
para vuestras almas
a los besos de miel del Esposo
de amor transformarlas?...
Acudid, acudid a María

Es MOLDE divino que a Dios troquelara.
¡Oh dichoso quien more de asiento
dentro de los muros de esa CIUDAD santa!
¡Feliz quien franquée
los umbrales de aquesta RECAMARA
y la LUZ fulgurante, divina
que despide esa vívida lámpara
le alumbre sus rayos
las hondas entrañas!...
descubriendo su rostro de Madre
y su IMAGEN le deje grabada
con vislumbres de cielo… HONDAMENTE
HONDAMENTE EN EL FONDO DEL ALMA.

¡Vivid por María! ¡Vivid con María!
Y en Ella fundido AMADLA, sí AMADLA.
Ella en cambio os franquea las puertas
del místico alcázar
de su fiel Corazón amoroso,
vergel oreado de célicas auras
purísimo lecho de cándidas flores
escudo invencible, crisol de las almas.

¡Vivid en María!
¡Amadla, sí, Amadla!

Los Apóstoles
Enmudeció el Profeta. A su conjuro
UNA LEGION DE FERVOROSAS ALMAS
de recio temple, de alentar pujante
como bandada de caudales águilas
se levantó del mundo.

¡Son los heraldos de la Virgen Santa!
Los guerreros marianos que se agrupan
en torno de la cándida
bandera nobilísima
que Montfort victorioso tremolara.
¡Miradlos! ¡Ellos son!
Por la llanura avanzan
como escuadrón en orden de batalla.

Dispuestos vienen a esgrimir la espada
contra las huestes del maligno monstruo
que el imperio de Cristo desbaratan…
-a derribar las altaneras torres
de la soberbia humana…
-a demoler los diamantinos muros
de la moderna Jericó, que ufana
sus torres marfileñas por los espacios lanza.

¡Suyo es el triunfo! ¡La victoria es suya!
Es la Virgen su excelsa Capitana
que los prevée de armas invencibles
en su sagrado CORAZÓN forjadas.
No se abate su espíritu bizarro.
-Son hijos de Leví, son de su raza!
-Son nubes tronadoras
Si a las campiñas de verdor esmaltan
con su lluvia benéfica, a su paso
contra el pecado y el infierno braman.

Son férvidos Apóstoles
llenos de celo, respirando llamas.
Macabeos de Cristo y de María
Luchan hiriendo, derribando matan.
Una ilusión radiante
acarician sus almas
es el resorte mágico
que a combatir los lanza:
NO DESCANSAR HASTA RENDIR AL MUNDO A LOS PIES
DE MARIA INMACULADA
¡Preside nuestras luchas desde el cielo!
¡Bendice tu LEGIÓN, oh gran Patriarca!