Hijos míos; junten sus corazones como uno solo, recuerden la intención de sus respuestas a mi llamado para honrar, amar y servir a la Trinidad, tres personas en una.
Los amo y deseo para ustedes solo bondad y regocijo. ¡Mucho se alcanzará para este día!; Prepárense para la batalla: la batalla final para la armonía y la paz; manténganse fuertes y unidos, sosténganse bajo la promesa de la paz global; el Padre Todopoderoso lo ha asegurado.
El acto de consagración ha sido presentado y aceptado; la conversión espera, Él ansia poseer cada corazón para llenar cada alma con su reino. Tomen mi mano no teman, corran conmigo no vacilen, empujen todo su ser al corazón de esta misión, deseo sus respuestas al llamado de conversión.
Queridos hijos, esto significa, no solo que ustedes se consuman, sino repartir esta chispa de amor; la unidad no puede ser creada por uno mismo, sino alcanzando los corazones de los que te rodean y asiendote al corazón que alcanza el tuyo. La conversión se encuentra en ti por medio del reflejo de Él».
Diciembre 31 de 1992
Guía:
El alma reconoce que al hacer la consagración, ciertas peticiones de gracia, intercesión, guía y dirección son concedidas por Nuestra Señora; pero también es importante comprender lo que Ella nos pide a cambio. Debemos recordar que no puede haber una relación de un solo lado, debe estar presente la participación de ambos lados; nosotros no podemos seguir adelante sin saber cual es el resultado que nos espera al final. Nuestra Señora nos pide que avancemos en santidad, pero es solo por su mano como se nos da el modo para cumplirlo.
Dirección:
Es verdad que cualquier bien que nosotros hagamos viene de Dios, y que sin su gracia, nosotros no podemos ni pronunciar su nombre; comprendiendo que nosotros dependemos enteramente de gracia. Dios nos ordena tomar nuestra parte y cooperar con Él en la obra de salvación; muchos desean llegar a ser santos pero quieren que Dios haga todo el trabajo y que Él los lleve a la gloria eterna sin esfuerzo o inconveniencia para ellos; pero esto es imposible, la ley divina de Dios declara que la carga debe ser llevada por los dos, para mostrar que su mano divina y nuestra cooperación son indispensablemente necesarias para crear la santidad del alma.
Al llevar esta carga, se gana el mérito de la felicidad eterna; por esto, nosotros tenemos que someter nuestras voluntades a la vivencia evangélica para así aplastar el obstáculo a la santidad.
Meditación:
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, confiado en la Misericordia infinita de Dios, ruego con firme confianza amarte con todo mi corazón; veo que las gracias que yo recibo, la luz, los buenos deseos y la buena voluntad que Dios me da, son el fruto de tu intercesión.
Madre querida, continua intercediendo por este hijo, y ruega conmigo por mi santificación hasta que todo mi ser llegue a ser como Dios lo desea. Ruego para que mi consagración a Jesús, por medio tuyo, sea sin ninguna reserva y ruego que mi firme esperanza pueda ser realizada pronto.
«Así pues, debe brillar su luz
ante los hombres para que vean
sus buenas obras y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los Cielos»
(Mateo 5:16)