TRIGÉSIMO TERCER DIA--PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

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«Ángel mío, deseo pedirles a todos mis hijos: antes de comenzar el Acto de la Consagración, antes de la primera palabra de promesa de sus corazones, que deben examinar su vida interior. La unión de nuestros corazones esta hecha de puros obsequios de amor. Si no encuentran que este es el motivo, el alma debe detenerse, retroceder y volver a comenzar. Solamente cuando esté invadida por un irresistible amor por mi Inmaculado Corazón podrá consagrarse definitivamente». «Este es el verdadero Acto de Consagración, un intercambio de corazones con una total entrega tuya a mi amor y una entrega total de mi amor hacia ustedes. El amor es el único regalo del Padre, con el amor viene todo lo demás. Tu no puedes florecer en este acto sin la base de amar».

«Ángel mío, con esto grabado en el centro de tu corazón, estaré en condiciones de traer a cada corazón a la senda de mi Hijo».
Madre, «¿Es ésta la única razón por la que tu deseas que el alma se dirija a ti?».
«Si, mi ángel, yo comienzo hoy a preparar la actitud de los corazones que van a ser consagrados».

Marzo 3 de 1.993

Guía:
El propósito total de todo esto es traer cada alma a su estado original ante Dios, sin pecado, como El la creó en un principio.

Si el enfoque del Cielo es traer a las almas de regreso dentro de la perfección para la cual fue creada, la consagración debe ser realizada como un acto para el mismo propósito. El plan inicial de Dios Padre, al enviar a su Hijo sobre la tierra, fue el de llevar a todas las almas a su estado original, entonces cada acto que cualquiera haga debe ser por la misma razón.

La consagración, por lo tanto, debe tener todas las cualidades redentoras que estarán presentes dentro de Nuestra Señora. Este es el camino que le permite a Ella realizar su misión como Corredentora y en unión con Jesús traer las cualidades redentoras de El, lo que se convierte en el verdadero propósito de la Consagración.

Dirección: 
En todas nuestras acciones para complacer a Dios encontraremos estas señales por las que podemos conocer si realmente lo hemos hecho solo por dios:

Primero: Si cuando tu trabajo no ha tenido éxito, tú no estás molesto sino que permaneces tan tranquilo como si hubieras alcanzado tu meta.

Segundo: Te regocijas en las cosas buenas hechas por otros como si hubieran sido hechas por ti mismo. Al alma que busca nada más que la divina voluntad de Dios no le importa si algo bueno ha sido hecho por otro o por uno mismo.

Tercero: Si no deseas un trabajo más que otro porque estás contento con el que te asignan.

Cuarto: Si realizas un buen trabajo, no deseas gracias o reconocimiento sino que permaneces con la misma tranquilidad de mente, aún cuando seas maltratado, satisfecho porque le has dado alegría a Dios.

Quinto: Si tu trabajo es interrumpido en un momento dado, no te molestas.
Es por medio de estás guías como podrás darle paz a tu alma y traer la mayor gloria a Dios.

Meditación:
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, concede a mi alma en esta consagración a través de Ti, las gracias para conservar la paz y la tranquilidad en todas mis acciones. No permitas que mis propios deseos nublen las riquezas de tu cosecha. Ruego que nunca busque mis propios fines en mis tareas, sino conseguir el cumplimiento de tu Triunfo.

Dale a mi alma la gracia de aceptar mi trabajo y de completarlo por amor a El. En mi «SI» le doy a El todo mi pasado, presente y futuro, alegrías y tristezas, oraciones y sacrificios, todo lo que soy y todo lo que el Padre moldeara en mi.

«También sabemos que Dios
dispone todas las cosas
para bien de los que lo aman»
(Romanos 8:23)

33º Día para la Consagración