TRIGÉSIMO SEGUNDO DIA-PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

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«Ángel mío, vengo en estos días a darte aquello que será necesario para cumplir todos los requisitos de Dios. Por mi intenso amor, mi Corazón le es dado al mundo. A través de mi Inmaculado Corazón, esta segunda gracia puede descender hoy sobre la humanidad.   De la misma manera que el vino de mi vientre como el Caballero de Salvación para el mundo, así Él desea traer su tierno y amoroso Corazón una vez más a sus hijos. Él ha decidido entregar su Sagrado Corazón otra vez, por medio de mi Inmaculado Corazón.

Por lo tanto ya ves, ángel mío, lo importante que es cada corazón consagrado a mi Triunfo; porque a través de mi Corazón, ellos encontrarán el de Él, de una manera más profunda.

Pido que este llamado sea dado a todos los corazones para que esta inmensa gracia celestial pueda derretirlos y moldearlos en la imitación de mi Inmaculado Corazón. Así, en esta forma, y solo en esta forma, podrán ellos ser traídos al portal del Cielo y colocarlos donde Dios siempre ha deseado que ellos descansen en su luz».

Septiembre 29 de 1.993

Guía:
De la corte que le pertenece a Nuestra Señora, vendrán los santos y los ejemplos para el futuro. Esos serán aquellos que han fundado el Triunfo de su Inmaculado Corazón y han sido probados a fuego. Estas grandes almas estarán llenas de celo y llenas de gracia. Estas serán escogidas para luchar contra los enemigos de Dios. Esta batalla se enfurecerá a su alrededor y ellos permanecerán singularmente concentrados en el Inmaculado Corazón de Nuestra Señora.

Ellos serán iluminados por su luz, fortalecidos por su mano, guiados por su Espíritu, soportados por su brazo, y acogidos bajo su manto de protección. Con sus palabras y ejemplos, ellos atraerán al mundo entero al Inmaculado Corazón de María, ellos se harán de muchos enemigos pero también traerán victorias y gloria a Dios. Estos son los apóstoles del Triunfo unidos al Corazón de Nuestra Señora por la consagración.

Dirección:
La devoción a Nuestra Señora es necesaria para todo el mundo a fin de conseguir su salvación. Es aún más importante para aquellos que aceptan el llamado a la perfección. No es posible adquirir una íntima unión con Dios y con el Espíritu Santo sin una sincera unión con Nuestra Señora. Esta unión conlleva una gran dependencia a su buena voluntad e instintos maternales. Es el corazón de Nuestra Señora el que gana el acceso a la puerta del estrecho camino al Cielo.

Nuestra consagración nos llama al escondido mundo del vientre de Nuestra Madre María; que está llena de todos los misterios del Cielo, esperando ser dispensados a todos los humildes de corazón. Nosotros, llamados a ser elegidos, somos llamados a este paraíso secreto dentro de la Santísima Virgen.

Es desde este reino místico donde nosotros seremos transformados y moldeados conforme la imagen perfecta de Dios, nos convertiremos el ejemplo de unidad, conversión y santidad.

Meditación:
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, dale a mi alma la perfección a la que he sido llamada!. Concede a mi alma la habilidad que se requiere para permanecer en el llamado a la santidad. Escóndeme en tu vientre, querida Madre, consagrado como hijo tuyo y cosa tuya, ilumina la tarea que estoy llamado a realizar. Mándame a los campos a recoger la cosecha de tu Triunfo: todas las almas que anhelan tu abrazo.

«Apareció en el Cielo
una señal grandiosa:
una mujer vestida de sol».
(Apocalipsis 12:1)