DEDICACIÓN-PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN AL TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA



Dedicado al Santo Padre Juan Pablo II, que nos construyó por medio de su ejemplo; cómo vivir totalmente consagrados a Jesús por medio de María

«Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí lo que has dicho».(Lucas 1:38)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Cuando cada uno de nosotros se sitúa ante Dios como siervo ha de buscar y encontrar su Santa Voluntad dentro de su propia vida. 
La Madre de Dios también viene a sus hijos como una sierva del Señor revelando sus deseos más ardientes. Este ha sido el papel constante de Nuestra Señora; lo cual se puede ver en muchos pasajes del Evangelio. Ella fue escogida por Dios para traernos la luz: Jesús Nuestro Redentor.

Ella no nos trae solamente sus deseos, como corredentora, hoy está presente entre nosotros como nunca antes para guiarnos en la compresión total y en el cumplimiento del mensaje evangélico.

En Fátima, Nuestra Señora reveló el deseo más urgente para Dios en nuestros tiempos: La Consagración al Inmaculado Corazón de María; esta solicitud es hecha como el único remedio posible para realizar la conversión de Rusia y la paz en el mundo. Este mensaje ha revelado maravillas increíbles que ocurrirán en este siglo, que tocarán las áreas de eventos políticos, sociales y espirituales. Hoy vemos los resultados de esta consagración; con la caída del comunismo en Rusia y el Este, vemos claramente la mano de Dios según las palabras de Nuestra Señora en Fátima; es este poder de la consagración el que nos ha traído este milagro.

El comunismo es el desafió más grande que Satanás ha lanzado contra Dios: la persecución más intensa contra la Iglesia y la humanidad; es una lucha apocalíptica en este siglo entre el dragón y la Mujer vestida de sol. Nuestra señora vino a Fátima con el objeto de llamar a todos sus hijos para que participen en la victoria más grande de la historia: «el Triunfo de su Inmaculado Corazón en Rusia», la tierra que Satanás ha escogido como el campo de batalla.

Sabemos por medio del mensaje de Fátima que Nuestra Señora ha unido a Rusia con el futuro del mundo, ya que su conversión se verá reflejada en la conversión del mundo. Para ejecutar esta conversión debemos reflexionar las palabras del Evangelio: «así estaré yo entre ellos y tú en mí, y alcanzarán la perfección en esta unidad. Entonces el mundo reconocerá que tú me has enviado y que Yo los he amado como tú me amas a mí». (Juan 17:23)

La gracia de esta unidad vendrá a la Iglesia y al mundo por medio de la Consagración al Inmaculado Corazón de María porque Ella es la Madre de la unidad. Al Corazón de Ella, Nuestro Señor ha confiado la unidad y la paz del mundo; tenemos que convertirnos en siervos como Ella para poder responder a su deseo ardiente para la unidad.

Nuestra Señora pidió como ejemplo de la unidad, que el Santo Padre se uniera con todos lo obispos para consagrar a Rusia y el mundo a Ella; el 25 de marzo de 1984, el Papa cumplió con esta solicitud del Cielo. 

Hoy como hijos de Dios, tenemos que unirnos en nuestra consagración total y en todos nuestros esfuerzos para llevar a cabo el «TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA» en Rusia y el resto del mundo.

+ Paúl María Hnilica, S.J.
Obispo Titular de Rusado. Italia