AL FINAL
MI INMACULADO
CORAZÓN
TRIUNFARÁ
Las apariciones de la Virgen en Fátima comenzaron el 13 de Mayo de 1917. La Virgen además de predecir lo que ocurriría a la humanidad durante el siglo XX, hizo varios anuncios, y entre ellos, al final del mensaje del 13 de junio de 1917, cuatro meses antes de que comenzara la revolución Rusa concluyó el mensaje afirmando: «pero finalmente mi Corazón Inmaculado Triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá y se concederá, un tiempo de paz al mundo».
El 29 de junio de 1929, Lucia la vidente de Fátima recibió esta instrucción de la Virgen: «ha llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre hacer en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado, Él promete salvarla por éste medio».
Su Santidad Pio XII consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María el 31 de octubre de 1942 pero no mencionó a Rusia en dicha consagración.
Juan Pablo II fue objeto de un atentado que casi le cuesta la vida el 13 de mayo de 1981, aniversario de la primera aparición en Fátima.
El 15 de marzo de 1984, el mismo Juan Pablo II recitó una larga lista de países en la consagración en la cual de forma indirecta incluía a Rusia; de hecho cuando el obispo de Fátima le agradeció por haber consagrado el mundo al Inmaculado Corazón de María, el Papa añadió «y Rusia».
Sor Lucia declaró poco después al nuncio apostólico de Portugal que la Virgen se había sentido satisfecha con esa consagración y añadió: «Dios mantendrá su palabra».
Mikhail Georbatchob logró el dominio efectivo del poder en las URSS en marzo de 1985, implantando poco después la perestróika (reestructuración) y la Glasnost (transparencia); más tarde visitó personalmente a Juan pablo II prometiéndole relaciones diplomáticas con la Santa Sede (lo cual cumplió) y la libertad religiosa, que fue efectivamente establecida y fue electo.
El muro de Berlín cae en 1989 y casi de inmediato se desplomó el comunismo de forma imprevista y jamás soñada, sin ningún tipo de revolución ni acción violenta.
La Virgen se sintió complacida por la consagración hecha por Juan Pablo II y consideró cumplida su solicitud del 29 de junio de 1929; en consecuencia cumplió su promesa de conversión de Rusia.
Ahora bien, la Virgen espera que cada persona lleve a cabo el complemento de tal consagración del mundo entero, es decir, consagración de cada uno de nosotros, y tiene promesas para ello: se acelerará el Triunfo Final del Inmaculado Corazón; para este triunfo la Virgen nos invita personalmente a formar parte de un ejército que Ella está formando para el día del triunfo. Ése ejército estará compuesto por todos los que se consagren en forma especial a su Inmaculado Corazón y lleven a cabo lo que Ella solicita durante los 33 días que dura la preparación a esa consagración.
Este libro no tiene otro fin que el de ofrecer una oportunidad a toda persona a quien la Virgen seleccione en forma gratuita y misteriosa, para que se consagre a su Inmaculado Corazón; Ella cumplirá su promesa como cumplió ya lo que pronunció solemnemente el 13 de junio de 1917.
¿Quieres formar parte de este ejército, comprobar como
Ella cumple sus promesas?. Haz la consagración después de la preparación de los 33 días, comprometiéndole tu vida a Ella, luego veraz lo que va a ir ocurriendo insensiblemente en tu vida.
Ya son incontables los testimonios que me han llegado espontáneamente al respecto; estamos en los tiempos finales que preceden al triunfo anunciado en Fátima. Anótate sin dudarlo entre los participantes del ejército de la Virgen para celebrar ese triunfo, y ora, ora mucho para que Ella te asista en esa preparación que sin duda te hará entrar en el umbral de una conversión similar a lo que ocurrió en Rusia.
Ya son incontables los testimonios que me han llegado espontáneamente al respecto; estamos en los tiempos finales que preceden al triunfo anunciado en Fátima. Anótate sin dudarlo entre los participantes del ejército de la Virgen para celebrar ese triunfo, y ora, ora mucho para que Ella te asista en esa preparación que sin duda te hará entrar en el umbral de una conversión similar a lo que ocurrió en Rusia.
Ella nunca falla. – Lo ha prometido -.