«Ángel mío, escucha como nunca antes y comprende. Hoy Dios desea cumplir lo que comenzó en Fátima, el mundo esta al borde de recibir la gracia del poder del Cielo como nunca antes. Dios desea donar a cada alma las posibilidades de ganar lluvia de gracias que El envía del Cielo. Mi Triunfo es la unión mística de los corazones, una gracia que no puede ser vista ni oída, sino solo sentida en las profundidades del alma. Se sincero en esta misión celestial, necesito tu corazón ahora más que nunca, a través de ti vendrán un canal de gracia sobre todos aquellos mis hijos que esperan con corazón abierto.
Esta ola de gracia vendrá a inundar el alma y todas las impurezas pueden ser lavadas solamente si uno lo desea sinceramente. Te doy la llave para recibir esta gracia, ésta se encuentra en una sencilla palabra en medio del corazón. Decir «SI» permite que tu alma florezca y que se le infunda la virtud. Os invito para que cada corazón responda de la manera más deseada por Dios Padre: ser consagrado a Mi Inmaculado Corazón, porque esto no solo abre sus corazones hacia mí, sino que los abre hacia El, que es lo más importante. Lucha con todas tus fuerzas para que todas las almas sean tocadas con este ruego del Cielo. El más ardiente deseo de Dios Padre es que todas las multitudes sobre la tierra se junten como un lazo sagrado de unidad. Únanse como nunca antes, junten corazón con corazón para que esta unión de millones resuene en una sola voz: responde universal y ecuménicamente al llamado a ser consagrado a mi Inmaculado Corazón y a mi abrazo maternal».
Septiembre 4 de 1.993
Guía:
La consagración es la verdadera unión mística de los corazones, es la unidad que transforma y convierte. Es una infusión de gracia tan intensa que hace imposible que el alma pueda permanecer como antes de hacer esta promesa. Una ola de virtud caerá sobre el alma lanzándola a un ardiente deseo de agradar a Dios en este acto de culminación y por la dedicación a los tiernos deseos de su Madre.
Como sabemos que su reino desciende del reinado de Ella, nosotros trabajamos la unión de los corazones, para la unión de nuestros corazones hasta el centro de esta divina unión, por medio de la consagración. De esta manera la unidad es creada por naturaleza divina y si permanecemos unidos a su Corazón Inmaculado, también estaremos unidos a todos los corazones consagrados a Ella, entonces nosotros seremos participantes de una unión universal de corazones por medio de su corazón maternal.
Dirección:
Nosotros debemos tomar muy seriamente ésta promesa. Para recibir tal abundancia de gracias debemos ir con el corazón lleno de agradecimiento; debemos renovar nuestra consagración diariamente implorando el auxilio de Nuestra Señora para todo lo que el resto del día nos pueda traer. Debemos esforzarnos cada día para extender la devoción de la consagración al Inmaculado Corazón de María a todas las almas que esperan el Triunfo de su misión. Nosotros estamos obligados a corresponder globalmente a su llamado.
Es así como nosotros debemos luchar para extender su deseo para que todos los corazones permanezcan unidos, esto es también un llamado a toda la humanidad. El día de nuestra consagración debe ser un día de Triunfo y exaltación, siempre que cada alma esté dedicada totalmente a Dios, a su propia santificación y que sacrifique todo para atraer otra alma a la misma conciencia de estas alturas.
Meditación:
¡Oh Inmaculado Corazón de María!, concede a mi alma el don de la gracia para obtener un ardiente deseo de sinceridad, pureza y simplicidad!.
En estos dones del alma; me será posible retener la inocencia de mi consagración.
Ayúdame a luchar con todas mis fuerzas para preservar lo que ya poseo, la genuina respuesta a tu llamado. Que todos los que yo encuentre, reciban el genuino regalo de
tu Corazón a través de mi, que los favores que yo reciba por mi unión contigo sean, querida Madre, como una ofrenda mía para todos. Acudo
a tu Corazón Inmaculado para continuar dirigiendo mi alma en la búsqueda de la serenidad y tranquilidad.